Por el valle de Echo y Selva de Oza

Mapa de situación general



Selva de Oza

Desde el cruce de caminos que representa Puente la Reina de Jaca (Jaca – Huesca – Pamplona – Echo), tomamos la dirección de la Bal d´Echo, siguiendo en casi todo su recorrido paralelos al río Aragón Subordán que desemboca al Aragón (propiamente dicho), en las proximidades de Puente la Reina.

Dejamos a la derecha a Javierregay, con su magnifico carrascal, hábitat que pronto dejamos de ver con la dirección que tomamos.

A la izquierda Embún, al otro lado del río, con sus afamados boliches, dignos y merecedores de una degustación.

Mas adelante cruzamos el río Osia que sigue paralelo a la carretera que nos lleva, a la derecha, a Jasa y Aragüés del Puerto, valle de gran riqueza micológica.

Y atravesando el río Aragón damos por fin vista a la villa de Echo, con sus típicos tejados de losa y pizarra y sus gruesa y largas chimeneas que destacan contra un fondo majestuoso de pétreas montañas, nevadas según la época.



Casa Blasquico en Hecho


Aquí se centra la hostelería y servicios del valle y además es el lugar donde proveernos del correspondiente permiso para efectuar legalmente la recogida de setas, ya que su término municipal está acotado para este fin. Se pueden solicitar, además de en el Ayuntamiento, en el camping y hoteles, al precio actual de 3 €, autorizándose a recoger 2 Kg. de setas de primavera y 10 Kg. de setas de otoño.

A la entrada del pueblo hay un desvío a la izquierda que nos lleva al cercano pueblo y valle de Ansó. Pero atravesamos la villa y nos dirigimos, como la mayoría de los visitantes, a la Selva de Oza, lugar emblemático de la zona por su majestuoso paisaje y naturaleza.

No debemos pasar de largo de Siresa, pedanía de Echo, donde podemos admirar y visitar la iglesia – monasterio románico de San Pedro de Siresa, donde se educó Alfonso I el Batallador, rey de Aragón.

Pasado Siresa tomamos un desvío a la izquierda, que por una pista en aceptable estado para turismos nos lleva a visitar el valle del Hospital o Reclusa. Es este valle un bellísimo paraje con densos bosques de pino, haya y abeto donde habita el oso y tanto en primavera, con sus innumerables flores, como en otoño con su diverso colorido, nos cautiva. Pero hemos venido a por setas y este es un lugar ideal para encontrar gran diversidad y cantidad: afamados y buscados Usones o Calocybe gambosa, sus Caperanes o Clitocybe geotropa, Boletus de variadas especies, Russulas, Cantharellus y muchas más especies, en estos variados hábitats de diversos bosques y praderios. Si seguimos paseando podríamos llegar a Zuriza en el valle de Ansó.

Pero volvamos a la carretera y al poco cojamos un desvío a la derecha, que atravesando el río nos lleva a Gabardito, entre espesos bosques de pino, haya, abeto, avellano, etc que atravesamos por una carretera asfaltada que sube en rápidos zig-zag hasta un aparcamiento, junto al Refugio de Gabardito. Antes, a la derecha habremos dejado la Borda Bisaltico, lugar recomendable para comer y alojarse en plena naturaleza.

Gabardito

Castillo de Acher

En el recorrido podemos efectuar paradas, ya que podemos encontrar excelentes Boletus edulis y B. pinophilus (Cep), enormes Macrolepiota procera, entre otras muchas especies. Desde el aparcamiento podemos pasear entre bosques de hayas o acceder por las pistas que recorren los bosques húmedos de Pinus sylvestris, a la búsqueda de Cantharellus lutescens o Trompeta amarilla y Lactarius deliciosus o Rebollón, Rebichuelo, etc y en sus altos praderios el Usón, diversos Champiñones, Senderuelas, etc.


Clitocybe geotropa

Cantharellus lutescens

Es este un lugar para pasar la noche en el refugio y continuar recorriendo este privilegiado enclave, que nos sirve de balcón a la entrada de la Selva de Oza.

Ascendiendo por la carretera, pasando el puente de Santa Ana a 8 Km de Siresa, bajo las moles de Peña Forca y Peña Agüerri (2282 m) el cauce del río Aragón Subordán se estrecha y encajona en una impresionante “foz” denominada Boca del Infierno de gran belleza, que merece admirarse caminando para apreciar su magnífica y salvaje naturaleza. Mas adelante encontramos algunas zonas donde el valle tiene espacios mas amplios que nos permite iniciar alguna búsqueda o descansar. Pero es sorprendente cuando desembocamos definitivamente, atravesando un puente y nos encontramos con un espacio mas abierto con praderas y bosque a ambos lados del río.

Estamos en Oza y aquí se exalta y magnifica la hermosura de lo que unos llaman Bosque y otros Selva. Los árboles lo llenan todo: las hondonadas, las laderas, los mas agrestes barrancos, las mas inaccesibles cornisas ...., por todas partes la selva y sobre ella, asomando sus imponentes moles pétreas sus picos: Chipeta, Acherito, Castillo de Acher y otros.

Es difícil y fácil a la vez aconsejar un recorrido para buscar setas.

Coprinus comatus

Phaeolepiota aurea

Todos son válidos, pues dado su particular enclave tiene un microclima ideal para encontrar abundantes y diversas especies, además de raras. Aquí puede verse Phaeolepiota aurea o Lepiota del Pirineo de un porte magnifico y bello, que debería protegerse. Oudemansiella mucida en los tocones de las hayas, Lyophillun en grandes mazos, Cortinarius praestans, Gyromitra infula, Hygrophorus, Russulas, Ramarias, Boletus aestivalis, B. pinophilus y B. edulis de gran calidad gastronómica y en primavera, además de los omnipresentes Usones, cantidad de Morchellas o Colmenillas de diversas especies y generosos tamaños.

Paseemos por el entorno de la pista que parte frente a las instalaciones del camping (hoy lamentablemente en desuso) o sigamos la carretera parándonos esporádicamente y buscando en su lado derecho, hasta que tras un estrechamiento donde solo caben el río y la carretera, desemboquemos en otro gran espacio abierto, de verde praderio.

Estamos en Guarrinza donde podemos ver el refugio y casa de la Mina, lugar de encuentro donde las aguas del Barranco e ibón de Acherito se funden en el Subordán. De aquí parten tres caminos o direcciones: hacia la frontera francesa por el Puerto del Palo, hacia el ibón de Acherito y por Aguas Tuertas siguiendo el cauce al Paso de Escalé e ibón de Estanés. Guarrinza, tierra de helechos, fue morada de tribus cántabras entonces habitada por renos, ciervos, osos y pesca abundante. Pueden encontrase en todo el valle vestigios prehistóricos: dólmenes y diversos enterramientos y lugares sagrados, que dan fe de la idoneidad de este enclave.